martes, 24 de noviembre de 2009

NORUEGA , LA PARADOJA CLIMÁTICA


Hace 50 años, este paisaje noruego estaba dominado por el frente de un glaciar que casi ocultaba la montaña. Medio siglo después, el frente del glaciar casi desaparece,
Un invierno un poco más suave en un clima extremadamente frío, un renacimiento de la agricultura en tierras sepultadas meses enteros por la nieve, o el acercamiento de caladeros pesqueros a las aguas territoriales. Noruega se encuentra entre dos aguas, mascando una inusual paradoja climática. Junto a la Unión Europea y Japón, Noruega integra el grupo de países más ambiciosos en la lucha contra el cambio climático, sin ya grandes esperanzas de ver compromisos en EEUU, China, India o Brasil que salven del fracaso a las negociaciones de la ONU que deben culminar en menos de un mes en Copenhague.
La otra cara del clima sitúa a Noruega, más que como una víctima del calentamiento global o el aumento del nivel del mar, como un país afortunado en medio del desastre. Los investigadores lo explican con la boca pequeña, conscientes de que la opinión pública puede preferir unas temperaturas más suaves a la estabilidad climática imprescindible a miles de kilómetros. "El calentamiento global podría beneficiarnos", reconoce Jan Gunnar Winther, director del Instituto Polar con sede en Tromsø, capital del norte de Noruega que se adentra 350 kilómetros en el Círculo Polar Ártico. "Suavizará las temperaturas, aumentará la biomasa y favorecerá el desarrollo de la agricultura", destaca.

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